Es una nueva norma italiana, exigente de Europa, que señala ocho tipos de contenidos potencialmente dañinos para los más jóvenes.

Italia bloqueará las tarjetas SIM de los teléfonos móviles y otros dispositivos de los menores de edad para impedir que accedan a contenidos inapropiados, como violencia, pornografía y juegos de apuestas, medida que pedagogos y padres ven útil, pero insuficiente.

Son las propias teleoperadoras las que activan el bloqueo, sin necesidad de una petición previa, según las directrices impuestas por el Garante de las Comunicaciones italiano, que tomó la drástica medida para unificar los sistemas de protección al menor, pero no todas las compañías facilitan por igual el acceso a los controles parentales.

Puede ser un instrumento útil, pero se corre el riesgo de pensar que es una garantía total y que el menor está completamente seguro, alerta a EFE el pedagogo Cosimos Di Bari, investigador de Educación Mediática en la Universidad de Florencia y autor del libro, los nativos digitales no existen.

Normativa innovadora

La nueva norma italiana, una de las más exigentes de Europa, tipifica ocho tipos de contenidos potencialmente dañinos para los más jóvenes, entre ellos algunos habituales en las restricciones a menores, como los pornográficos, los violentos, relacionados con el uso de armas y los vinculados a mensajes de odio o discriminación.

Los juegos de azar y las páginas que promueven trastornos alimentarios, además de algunas menos obvias, como los portales de acceso a grupos de culto, sectas u organizaciones similares y herramientas para navegar por internet de forma anónima sin rastreo.

El bloqueo tiene sus limitaciones, pues solo funcionan en los teléfonos conectados a Internet con una tarjeta SIM a nombre del menor, ya que la legislación italiana permite su registro a partir de los 8 años.

Control parental para proteger a sus hijos en Internet

En caso de que la tarjeta esté a nombre de un tutor legal, es el responsable de pedir la activación del control parental, puede hacerlo también en su propio dispositivo, si el menor tiene amigos que no tengan ese sistema y, por tanto, encuentren maneras de saltar.

En las edades en las que muchos menores están expuestos a contenidos violentos y sexuales es cada vez más temprana, a veces sin educación previa para afrontarlos.

El pedagogo alerta de que estos mecanismos pueden generar efectos indeseados, como la falta de supervisión por los educadores al confiar en la herramienta y aislar demasiado al menos de los peligros del mundo real.

Útil, pero insuficiente

Al menos un 13% de los menores de entre 4 y 10 años tienen un móvil propio, que no comparten con los padres, y tres de cada diez disponen de él antes de los 12 años, cuando la mayoría de los expertos coinciden en que tenerlo antes de los 13 años es un alto riesgo para ellos.

Pérdida de concentración y memoria, deterioro de la capacidad de aprendizaje, trastornos del sueño y aumento de la agresividad son algunos de los datos sobre los que advierte la Sociedad de Pediatría, al recomendar a las familias que no anticipen el uso del móvil a sus hijos.

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